Conjuro Capital: Gonzalo Mallarino Flórez

Es como una mujer ambigua a la que amamos y detestamos alternativamente, una amante fiera y fatal cuyos favores prodigan el asombro y de la que no podremos escapar, porque tal y como lo descubrió Cavafis con su Alejandría, aunque nos marcháramos lejos, ella nos perseguiría: sombra obstinada, elocuente y abisal. Bogotá, la hórrida, la ensoñada, la lúdica, la erótica, la homicida, la histórica, la personal, la que le roba imágenes al averno y veranos a la mitologías celestes, se expresa y canta en las palabras de sus poetas y cuentistas, los que nacieron bajo su cielo y crecieron en la hojarasca de sus calles. Todos ellos conforman un pentagrama cuya presentación armónica puede entregarnos un mensaje necesario y vedado.

Común Presencia y Con-fabulación con el patrocinio de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño preparan dos hermosos y expresivos libros, para entregarlos al público en la última semana de noviembre, dentro de su colección internacional de literatura Los Conjurados, la misma que tiene en su catálogo los nombres de hacedores míticos como Roberto Juarroz, George Trakl, Antonio Ramos Rosa y Giuseppe Ungaretti: Se trata de Conjuro Capital, el resultado de una fascinante aunque ardua investigación sobre los cuentistas y poetas capitalinos, en la búsqueda de encontrar sus ritmos, establecer paralelos, detectar sus heridas y comulgar con ellos en la cercanía propicia de la belleza.

Como una muestra inicial, publicamos un poema de Gonzalo Mallarino Florez, más conocido entre los lectores como novelista, pero quién también atiza el castigo y la redención fulgurante de la palabra esencial.



Gonzalo Mallarino Flórez *

NO PUEDES VENIR

La luz cayendo entre los árboles

y esos niños mirando la tierra y buscando con los dedos.

Las ramas sobre las cabezas y los niños mirando

las piedras y las lombrices.

Se encaramaron después en la barda amarilla para

mirar el río y abajo unas mujeres negras lavando.

¿Viste las uñas? ¿Las piernas de ellos? ¿Las espaldas con pecas?

¿Y unas yemas buscando piojos despacio?

Así para que sepas cuánta luz había y no vengas

oscura. Mira cuánta tórtola

y cuánta hoja había.

Recuerda la tierra entre las uñas de los niños.

Si aún te hace falta mira las rodillas.

Mira que ahora están respirando otra vez los niños

y cae otra hoja.

No puedes venir oscura ahora.

No puedes llegarme hoy.

Si sigo en mi letanía

no puedes ya alcanzarme. Oscura.



* Nació en Bogotá en 1958. Sus primeros poemas aparecen en el periódico El Tiempo en 1984, y su primera colección de poemas en la antología Se nos volvieron aves las palabras, editada por el Gimnasio Moderno en 1986. También es autor de los libros Cármina (1986), Los llantos (1988), La ventana profunda (1995), La tarde, las tardes (2000), Vara de Buscar Agua (2006) y Golpe de dados (2007), con los que ha obtenido varios reconocimientos. Sus poemas han sido incluidos en diversas publicaciones y antologías. También es autor de la Trilogía de Bogotá, integrada por las novelas: Según la costumbre, Delante de ellas y Los otros y Adelaida